martes, 21 de enero de 2014

JUNTOS, COMO HERMANOS, PARA ENTREGARSE A CRISTO (1ª Parte)



La Escalera Santa de Somasca, podría ser una buena metáfora para representar nuestro año de noviciado. El recorrerla, peldaño tras peldaño, es símbolo de quien se quiere empeñar a vivir la configuración a Cristo Crucificado. Es sin duda un recorrido pesado, pero que te enseña a descubrir cual sea la verdadera alegría, que te enseña a mirar siempre hacia arriba, allá donde está el Cristo Crucificado que te espera en el punto más alto con su mirada de amor que te consuela y te da la fuerza para retomar el camino. Con la certeza de que estamos respondiendo con fidelidad a la llamada de Dios, hemos llegado al final de esta cuesta, no al final de nuestro camino, que todavía es largo. Con la gracia del Señor Jesús hemos recorrido nuestro año de Noviciado, aprendiendo a seguir el camino del Crucificado, despreciando el mundo con buen sentido, amándonos el uno al otro, y sirviendo a los pobres.

El noviciado marca el inicio de nuestra vida en la Congregación y nos incorpora al interno de la Familia Somasca. Este nos prepara al seguimiento total y auténtico de Cristo, según la espiritualidad somasca, según el ejemplo de San Jerónimo Emiliani, nuestro Padre y Fundador. Estamos llamados a servir a los más pobres y abandonados como don y entrega de nosotros mismos a Dios.

¡Cuantas experiencias hermosas nos ha dado este año de noviciado, cuantas personas, religiosos y laicos, que nos han ayudado a vivir y a comprender el carisma somasco, manifestado en el ejercicio de la paternidad de Dios, a través de las distintas líneas de acción! Antes de presentároslas queremos compartir con vosotros otro aspecto muy importante para nosotros: el nuestro estar juntos como hermanos reunidos en el santo nombre del Señor.

Nueva familia de fe
La acción del Espíritu Santo nos ha reunido en Somasca como nueva familia de fe. Tenemos la certeza que nuestro noviciado estaba ya desde siempre en el corazón de Dios y que nuestro estar juntos es fruto y deseo de Su Voluntad. En efecto ¿cómo sería posible pensar que cinco jóvenes, provenientes de distintas partes del mundo (Australia, Brasil, El Salvador e Italia) de diversas culturas, pudiesen estar juntos en Somasca viviendo según el ejemplo de San Jerónimo, siguiendo a Cristo Crucificado? Nuestra vida está marcada por este proyecto de Dios, que nos ha querido juntos como hermanos, viviendo la vida comunitaria somasca, que es una llamada a ir creciendo cada día en la caridad, con humildad, mansedumbre y paciencia, amándonos, perdonándonos mutuamente y haciéndonos don el uno para el otro.

El compartir nuestras historias personales, a través de momentos informales de trabajo, bromeando entre nosotros, sonriendo y disfrutando de la alegría de nuestra juventud, ha estado enriquecido de la Lectio Divina cada jueves, la cual nos ha ayudado a ir sintiéndonos cada día más familia, porque delante de Dios hemos experimentado la alegría de la fraternidad a través de la gracia del Señor. 


Traducido de un artículo publicado en la Revista del Santuario de San Jerónimo Emiliani de Somasca
Año XCV-Nº 496-Octubre/Diciembre 2013
pp. 19-21

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