Oración
y servicio
El año de noviciado
además de vida fraterna y comunitaria, ha sido un verdadero retiro espiritual.
El profundo contacto con Dios por medio
de la oración, momento constante e intenso en la vida del noviciado, nos ha
hecho experimentar una gran intimidad con Jesús. Este tiempo dedicado a la oración ha reforzado
nuestra opción de vida, nos ha hecho más capaces de amar a Dios, sirviendo a
los más pobres y abandonados, pero sobretodo nos ha hecho comprender la belleza
del amor de Dios, manifestado en modo particular en Cristo Crucificado, amor
partido por cada uno de nosotros y por toda la humanidad.
Cada día hemos participado
en el sacrificio eucarístico, alimentándonos del Santísimo Cuerpo y Sangre de
Cristo, buscando de hacer presente en nuestra vida el misterio che se realiza
en el altar. La adoración y el Santo Rosario, que hemos tenido el gran
privilegio de recitar sea delante de la Urna de San Jerónimo presente en el
Santuario, sea subiendo la Escalera Santa, han sido formas de mantenernos
siempre en intima unión con Dios. La Liturgia de las Horas, como ofrenda de
nuestra alabanza y colaboración a la edificación de la Iglesia, ha estado un
modo de consagrar y confiar al Señor toda nuestra jornada. Frecuentar el
Sacramento de la Reconciliación nos ha revelado el amor misericordioso del
Padre, nos ha hecho más humildes y siempre más confiados en la infinita bondad
de Cristo, al que hemos descubierto como nuestro Salvador y no Juez.
Otra dimensión
importantísima de nuestro noviciado ha sido la instrucción de cada día. Bajo la
guía del padre maestro, padre Mino Arsieni, por quien manifestamos una gran
gratitud y admiración, hemos recorrido con un gran entusiasmo y profundidad, la
historia de San Jerónimo y de la Congregación Somasca; hemos estudiado las
Constituciones y Reglas, estas de gran importancia para cada religioso somasco,
medio auténtico que conduce a una vida plena y fiel en el seguimiento de
Jesucristo, y que, si vividas con radicalidad, permiten hacer nuestra vida más
libre y gozosa, para entregarnos totalmente a Diso, sirviéndolo en los hermanos
y para vivir únicamente del amor y de la providencia divina.
Durante este año hemos
tenido la gracia de conocer más de cerca algunas obras somascas en Italia y
gracias a la diversidad de proveniencia, a través del intercambio de nuestras
realidades y experiencias, también aquellas del resto del mundo. Queremos ahora
compartir con vosotros aquellas que hemos tenido más cerca y en las cuales
hemos podido conocer mejor la característica de la misión somasca. En Somasca son
tres las comunidades educativas en las que hemos llevado a cabo nuestro
apostolado con los niños y los adolescentes: “Ca’ Miani”, “Villa Santa Maria” y
“Alla Cascina”. Con ellos hemos tenido el inmemso placer de poder compartir
algunos momentos de la vida cotidiana, acercándonos y dejándonos tocar por las
historias personales de los niños y los adolescentes que aquí son acogidos como
en una familia. Otra experiencia apostólica que nos ha marcado muy
profundamente a todos, ha sido la comunidad “La Sorgente”, en la ciudad de
Como, donde son acogidas personas afectadas por el SIDA.
Ver
a Cristo en los hermanos
Todas estas son
experiencias que nos han marcado profundamente, porque en cada una de ellas
hemos encontrado el rostro de Cristo, que se nos ha revelado en cada niño, en
cada adolescente y persona, en cada herida y en cada historia que hemos tenido la
gracia de conocer y compartir por un breve espacio de nuestra vida. En
particular, en la comunidad “La Sorgente” los adolescentes nos han enseñado a
amar de manera única la vida, y a
afrontar cada obstáculo con el coraje y
las ganas de no pararse nunca. Con ellos hemos establecido una relación de
confianza y de fraternidad y hemos podido experimentar el céntuplo del amor
entregado.
Estamos todos muy
agradecidos a cada uno de ellos, en particular a L., que ha sido para nosotros
un símbolo de cómo se pueda tener todavía la fuerza de sonreír a la vida, a
pesar de ver como se apagaba día tras día.
Devoción,
trabajo y caridad
La devoción, el trabajo
y la caridad son el fundamento de la espiritualidad somasca. San Jerónimo los
ha vivido de manera radical en primera persona y ha querido que fuesen las
columnas de su obra. Gracias a este año de noviciado hemos podido experiméntalo
también nosotros en primera persona y ahora estamos deseosos de quererlo imitar
en el seguimiento de Cristo Crucificado, en el servicio de los más pobres y
abandonados, en el amarnos entre nosotros y así contribuir a “conducir a la
Iglesia al tiempo de los apóstoles” reforma che él tanto ansiaba en su corazón.
Es cierto que todavía tenemos mucho camino por recorrer, pero ahora estamos contentos
de poderlo comenzar juntos, con la gracia de Dios, emitiendo la Profesión
Religiosa de los Consejos evangélicos de Castidad, Pobreza y Obediencia en la
Orden de los Clérigos Regulares de Somasca (Padres Somascos).
¡Ahora ya está todo
listo! El próximo sábado 25 de Enero de 2014, fiesta litúrgica de la Conversión
de San Pablo, en el Santuario de San Jerónimo Emiliani, en Somasca,
celebraremos la Santa Misa en la que emitiremos nuestros primeros votos en la
Familia Somasca, en las manos de nuestro querido Padre General, Padre Franco
Moscone.
Traducido de un artículo publicado en la Revista del Santuario de San Jerónimo Emiliani de Somasca
Año XCV-Nº 496-Octubre/Diciembre 2013
pp. 19-21
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